Imaginen que ustedes en los primeros años de su período escolar estudian el idioma inglés. No pasa de allí. Pasado cierto tiempo, años en nuestras vidas, retomamos el estudio del idioma inglés.
Pero antes, entre esos períodos de aprendizaje y asociación de datos para crear o afirmar nuevos patrones de conocimiento se producen miles y miles de estímulos que afectan nuestra percepción y se almacenan en nuestro cerebro.
Por ejemplo: escritos, libros, imagenes grafícas, audio, música, películas, y una infinidad de formas que nos llegan en modo de "idioma inglés".
Tras bambalinas, nuestro cerebro, antes de que nosotros lo sepamos y podamos darnos cuenta, sabe, entiende, habla y hasta "enseña" a la perfección la lengua inglesa.
Un bloqueo de atención nos impide tener acceso a tal fuente de información.
Pero está. Es real. Tal vez mucho más que nosotros mismos.
Imaginen si nosotros, criaturas actuales, pertenecientes al siglo XXI tuviéramos acceso consciente a TODA LA INFORMACION que nuestro cerebro alberga y comparte con el universo.
Claro, en algunos cientos de miles de años, para ser más precisos 1200 millones, 1500 millones de años, cierta elite de la raza humana va a alcanzar ese potencial.
Pero ahora, HAY QUIENEN curiosamente pueden hacerlo.
CONOCER SIN SABER. Y SABER SIN CONOCER.
A. Jose Maria Pintos.
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