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martes, 30 de septiembre de 2014

No soy ateo, no cuestiono lo eterno.
Simplemente a veces me revelo
ante el absurdo de aceptar
que alguien que es amor pueda condenar,
matar y destruir.
"Y la ira de Dios se manifestará desde el cielo..."
Un dios que nos enseña a temerle.
Un dios que nos hace poner de rodillas.
Un dios que da una espada a un hombre para que mate a otro hombre en su nombre.
Un dios que pide obediencia.
Un dios que necesita ser alabado constantemente.
Un dios que se oculta en imágenes o en invisible y absurdo.
Un dios que elige a un pueblo y le dice: "Oh, tú Israel, serás el elegido por Dios,
y tendrás su favor."
Un dios que envía "ángeles" a destruir.
Un dios que sacrifica a su propio hijo.
Un dios que pierde el control de su creación y le llama libre albedrío.
Un dios que no escucha nuestras plegarias.
Un dios que se oculta en la oscuridad de la noche
o en la claridad de la luz.
Un dios que permite barbaries y luego las castiga.
Un dios que se hace llamar dios por nuestra ignorancia.
No soy ateo. Creo en un Dios creador omnipotene, siempre presente. Creador y creación.
Y no solamente creo.
Sé que existe, porque sé que yo también existo.
Aunque no entienda aún por qué.

A. Jose Maria Pintos.

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