Te he visto bajar de cielo
envuelta de estrellas,
de encajes y tules blancos.
Te he visto sobrevolar mi alocada paciencia
y adormecer mi tiempo
entre fanales y cuencos
que te anunciaron llegar.
Viento suave, tenue brisa
que entre coloridas sales
se depositaron a orillas
de un infinito mar.
Plegado en momentos,
sin más que el silencio,
he visto tu iluminada estela
dejar su huella
por aquel camino donde te vi llegar.
Y ahora,
eres el mágico instante,
dulce hada, fiel unicornio,
eterna paciencia,
que enamorándome de estrellas
me hace a la mar.

A. Jose Maria Pintos.