Cuando no me quedan palabras
mis silencios hablan por mí.
Cuentan lo que no digo,
ni pienso, ni siento.
Hablan de lo que no soy,
o lo que soy sin serlo en realidad.
Dejo de valerme de ellas,
entonces ellas se valen de mi.
La verdadera razón:
subsistencia.
Otra posible razón:
el azaroso juego del destino
empeñado en hacernos creer su valía.
La mandrágora de la luz
es un ángel llamado dios no nombre de hombre.
A quién se le ocurre confundirnos
a la hora de nacer?
mis silencios hablan por mí.
Cuentan lo que no digo,
ni pienso, ni siento.
Hablan de lo que no soy,
o lo que soy sin serlo en realidad.
Dejo de valerme de ellas,
entonces ellas se valen de mi.
La verdadera razón:
subsistencia.
Otra posible razón:
el azaroso juego del destino
empeñado en hacernos creer su valía.
La mandrágora de la luz
es un ángel llamado dios no nombre de hombre.
A quién se le ocurre confundirnos
a la hora de nacer?
A. Jose Maria Pintos.
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