Relato corto.
"ENCONTRARTE A ORILLAS DE UN RÍO".
Ella navegó hacia mi como sin rumbo.
Tal vez sin desear ni sospechar que su camino se entrelazaría al de tantos momentos por ella olvidados.
Ella supo, en su momento, que toda palabra era silencio hasta que alguien la escuchara.
Más calló.
Adormecidas sus manos cayeron sobre una vieja máquina de escribir.
Sin resultado más que una nostálgica indecisión.
Labios secos, ojos marcados por los sueños sin cumplir.
Tan despierta como el alba, ella buscó refugio en la distancia.
Distancia de juegos, de personas y emociones.
Buscó brindarse la oportunidad de superar lo que no entendía.
Un amanecer de yerras notas sobre cómo crecer.
Crecer. Para qué? Hacia dónde.... Por qué?
Tono bajo que envuelve al silencio y le arrulla un adormecido canto.
Tembloroso de emociones, incompleto de intenciones.
Ella sólo dejó volcar su imagen repetida y no miró.
No quiso mirar.
Fue cuando, entonces, su vieja máquina volvió a sonar.
Y la primavera de su mirada volvió a brotar de inspiración.
Había dejado el ya ahora lejano océano.
Encontrado el río que la llevaría a crear su propio lago.
Vivir sus propios cuentos, historias y realidades.
Ella navegó a mí como entregada a la tormenta.
Y me encontró a orillas de aquel río, meditabundo, partido en sueños.
Ella llegó a mí con su manos llenas de lo que yo esperaba.
Tal vez sin desear ni sospechar que su camino se entrelazaría al de tantos momentos por ella olvidados.
Ella supo, en su momento, que toda palabra era silencio hasta que alguien la escuchara.
Más calló.
Adormecidas sus manos cayeron sobre una vieja máquina de escribir.
Sin resultado más que una nostálgica indecisión.
Labios secos, ojos marcados por los sueños sin cumplir.
Tan despierta como el alba, ella buscó refugio en la distancia.
Distancia de juegos, de personas y emociones.
Buscó brindarse la oportunidad de superar lo que no entendía.
Un amanecer de yerras notas sobre cómo crecer.
Crecer. Para qué? Hacia dónde.... Por qué?
Tono bajo que envuelve al silencio y le arrulla un adormecido canto.
Tembloroso de emociones, incompleto de intenciones.
Ella sólo dejó volcar su imagen repetida y no miró.
No quiso mirar.
Fue cuando, entonces, su vieja máquina volvió a sonar.
Y la primavera de su mirada volvió a brotar de inspiración.
Había dejado el ya ahora lejano océano.
Encontrado el río que la llevaría a crear su propio lago.
Vivir sus propios cuentos, historias y realidades.
Ella navegó a mí como entregada a la tormenta.
Y me encontró a orillas de aquel río, meditabundo, partido en sueños.
Ella llegó a mí con su manos llenas de lo que yo esperaba.
No hay comentarios:
Publicar un comentario