Sólo puede creer en mí
quien de la luna se caiga,
rodando entre las estrellas,
salpicando el aire
de luces.
Sólo puede saber qué pienso
aquel que por las tardes
se duerme entre sus sueños y juegos,
en su niñez siempre presente,
entre sus sábanas de nubes y velos.
Sólo puede sentirme a mí
aquel cuya brisa respira
desde una mañana tranquila
donde el amanecer se vuelve sonrisa.
Sólo puede descubrir que soy real
aquel cuyo día
no comienza en la mañana,
sino con el nacimiento de un hada.
quien de la luna se caiga,
rodando entre las estrellas,
salpicando el aire
de luces.
Sólo puede saber qué pienso
aquel que por las tardes
se duerme entre sus sueños y juegos,
en su niñez siempre presente,
entre sus sábanas de nubes y velos.
Sólo puede sentirme a mí
aquel cuya brisa respira
desde una mañana tranquila
donde el amanecer se vuelve sonrisa.
Sólo puede descubrir que soy real
aquel cuyo día
no comienza en la mañana,
sino con el nacimiento de un hada.
A. Jose María Pintos.
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