Se olvidan de que la edad de una persona
no tiene nada que ver con sus gustos y sus deseos.
Se olvidan que seguimos siendo nosotros
desde de que nacemos hasta que morimos.
Se olvidan que la etapa más "impregnadora"
de emociones, sentimientos y actitudes
es la infancia,
y que siempre seguimos siendo niños
aún cuando maduremos como personas y envejezcamos
para volver a nuestra niñez nunca olvidada.
no tiene nada que ver con sus gustos y sus deseos.
Se olvidan que seguimos siendo nosotros
desde de que nacemos hasta que morimos.
Se olvidan que la etapa más "impregnadora"
de emociones, sentimientos y actitudes
es la infancia,
y que siempre seguimos siendo niños
aún cuando maduremos como personas y envejezcamos
para volver a nuestra niñez nunca olvidada.
Hasta en el momento de morir
nos refugiamos en esos instantes
en que vivir era vivir sin esperar
y todo era un milagro.
nos refugiamos en esos instantes
en que vivir era vivir sin esperar
y todo era un milagro.
La sonrisa de una persona
no se pierde en la distancia;
brilla por toda la eternidad,
hasta que su regreso se manifieste de alguna forma
en nuestra vida.
no se pierde en la distancia;
brilla por toda la eternidad,
hasta que su regreso se manifieste de alguna forma
en nuestra vida.
A. Jose Maria Pintos.
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