La velocidad golpeándonos el rostro,
tan pegada a mí, tan adentro, tan mía.
Arena húmeda y a la vez tan tibia,
encendida por el sol.
Tu cuerpo. Callado. Quieto.
Sonrojando la tarde.
Y mis manos
dibujando palabras en el aire.
y mis ojos,
buscándote más allá del silencioy de los brotes de dolor por un futuro
tan cierto como cercano.
Un fin.
Nuestro Fin.
Palidez para dormirse cansado.
Y trepar
hasta el grito escondido en el silencio de tu paso.
Alejándote.
Estallando en la nada.
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