No sería tan difícil esconderse del sol
cuando toda nube alumbra
lo que ha quedado de mí.
Como los ríos sin cause
se desvían a la prometida primavera,
mi yugo de verdades
se pavimentan de mentiras
para continuar existiendo.
Y ya no soy yo.
Pero continúo.
O tal vez,
siga siendo una parte de mí
que no quiere desaparecer.
A. José María Pintos.
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